Cultura de la profesión: su operacionalización en la universidad médica cubana
RESUMEN
Introducción:

la cultura de la profesión resulta un concepto complejo e imprescindible en el contexto actual, debido a la prioridad que le concede el Estado y el Gobierno cubanos a la formación integral como elemento esencial de la calidad académica que exige la educación superior.

Objetivo:

conceptualizar la cultura de la profesión y su operacionalización en la educación médica superior cubana contemporánea.

Materiales y métodos:

se realizó el análisis de contenido de un conjunto de documentos programáticos y normativos esenciales a diferentes niveles; se hizo una revisión bibliográfica de los principales autores que han abordado el tema, y se contrastaron los principales presupuestos teórico-conceptuales y prácticos, a través de la triangulación.

Resultados:

se evidenció la carencia de un cuerpo teórico-conceptual de la cultura de la profesión, y la necesidad e importancia de este en la formación integral, valores profesionales e identitarios que prioriza la educación superior cubana, en particular en la educación médica superior.

Conclusiones:

la cultura de la profesión es parte esencial del modelo de formación del profesional cubano, y constituye un elemento de su memoria histórica. Por ello adquiere relevancia en la formación de valores profesionales identitarios, especialmente en el profesional de la salud, y debe consolidarse en los documentos normativos desde lo teórico-conceptual y operacional, a partir de proyectos integradores.

ABSTRACT
Introduction:

professional culture is a complex and essential concept in the current context, due to the priority granted by Cuban state and government to the comprehensive training as essential element of the academic quality higher education exacts.

Objective:

to conceptualize professional culture and its operationalization in present-day Cuban higher medical education.

Materials and methods:

the authors performed the content analysis of a group of essential programmatic and normative documents at different levels, carried out a bibliographic review of the main authors that approached the theme, and contrasted the main theoretic-conceptual and practical presuppositions by triangulation.

Results: it was evidenced the lack of a theoretic-conceptual body on professional culture, and its necessity and importance in the comprehensive training and formation of professional and identity values prioritized by Cuban higher education, mainly by higher medical education.

Conclusions:

professional culture is an essential part of the training of the Cuban professional, and is an element of its historic memory. Because of that it is relevant in the training of identity professional values, especially in health professionals, and it should be consolidated in the normative documents from the theoretic-conceptual and operational point of view, through comprehensive projects.

Palabras clave:
    • cultura profesional;
    • formación del profesional;
    • formación integral;
    • profesionales de la salud;
    • educación médica cubana.
Key words:
    • professional culture;
    • training of professionals;
    • comprehensive training;
    • health professionals;
    • Cuban medical education.

INTRODUCCIÓN

Los escenarios docentes en Cuba son objeto de transformaciones y cambios con el propósito de perfeccionar el sistema educativo cubano y garantizar la formación integral del ser humano como ser social, en función de las demandas de los contextos actuales. En tal sentido, la educación superior afronta retos que le permitan readaptarse, reinventarse, para de este modo lograr generar conocimientos, desarrollar competencias, habilidades, valores, potenciar el uso de las tecnologías de la información, fortalecer la investigación, estrechar vínculos con la comunidad y contribuir a solucionar las problemáticas que surgen en los espacios sociales.

En correspondencia con esto, Horruitiner se refiere a la necesidad de “[…] lograr egresados universitarios comprometidos con su país, poseedores de una cultura científica, técnica, humanística y ambiental, con capacidades, habilidades y ética necesarias para ejercer la profesión, con posibilidades de adaptar y renovar sus conocimientos en aras de satisfacer necesidades siempre cambiantes de la sociedad y de contribuir a alcanzar elevados niveles de desarrollo sostenible […]”.1

En consonancia con lo anterior, la Agenda 2030 destaca dentro de sus objetivos la necesidad de lograr una educación de calidad, inclusiva, humanista, transformadora, que permita alcanzar el sueño de un mundo mejor, “con todos, y para el bien de todos”, como dijera José Martí. Consideramos que el cumplimiento de los Objetivos del Milenio solo es posible con la implicación de los diferentes actores sociales, donde el profesional de la salud desempeña un rol protagónico.2

En la gala de apertura del 42 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el 3 de diciembre de 2020, el presidente de tan importante certamen, Iván Giroud, se refirió a que “en tiempos de pandemia y de retos globales, no existe otra vía para encauzar el desarrollo del espíritu humano, que colocar la cultura, que incluye a la ciencia, en el centro de esta encrucijada. Solo así estaremos listos para enfrentar la avalancha del neoliberalismo y de otros fundamentalismos de diferentes signos que hoy nos acechan”.3

En esa misma línea de pensamiento, la universidad médica cubana tiene el reto de ser una de las instituciones creadoras de conciencia y humanismo en la que todos sus procesos se integren, enriqueciéndose mutuamente, y se apliquen a la búsqueda de soluciones para los problemas de la sociedad y de las naciones en materia de salud. Esto exige en la formación del estudiantado universitario de las ciencias médicas una ruptura con modelos reduccionistas sobre la salud. No obstante, los autores opinan que, a pesar de la visión del ser humano desde una unidad biopsicosocial indivisible, los currículos médicos están permeados de un enfoque biologicista en varias disciplinas consideradas básicas.

En correspondencia con lo anterior, la estrategia educativa de la carrera de Medicina aspira a “lograr mediante la interrelación y funcionamiento adecuado de cada uno de sus procesos sustantivos, la formación de un profesional integral, declarando al humanismo como valor rector en el profesional de la salud, lo cual se corresponde con los principios que defiende el sistema social cubano”.4

El presente estudio realiza un recorrido por importantes documentos rectores de nuestra sociedad, en los cuales se evidencia la transformación de la educación superior con el propósito de fortalecer el sistema educativo, llevándolo así a la necesidad de formar profesionales cada vez más integrales y comprometidos con su labor y su impacto social. Desarrollar la cultura es una condición indispensable de la universidad cubana contemporánea, y dentro de ella, y como parte de la formación integral, desempeña un papel esencial la cultura de la profesión. Es por ello que se desarrolló un acercamiento al concepto de cultura de la profesión, sin pretensiones de agotar el tema, con el objetivo de lograr la calidad, entendida como conjunción de la excelencia académica y la pertinencia social dada por el proceso socio-histórico-cultural cubano, que garantiza así, la transmisión del acervo cultural de la humanidad de una generación a otra, identidad y sentido de pertenencia, así como el ejercicio profesional éticamente comprometido.

La situación problémica está dada por los vacíos teórico-conceptuales y operacionales que existen al abordar, dentro del trabajo educativo en las instituciones de educación superior, el concepto “cultura de la profesión”, como parte sustancial de la formación integral, a pesar de la intencionalidad en los documentos normativos que rigen la labor de las universidades cubanas de desarrollar la misma.

El problema científico se centra en la carencia de un cuerpo teórico-conceptual de la cultura de la profesión, que permita una aplicación/operacionalización pertinente en la praxis de la labor educativa en las universidades cubanas, con énfasis en la educación médica superior.

Por todo ello, el trabajo se propone como objetivo conceptualizar la cultura de la profesión y su consecuente operacionalización en la educación médica superior cubana contemporánea.

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio se desarrolló en la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas. Recoge los resultados obtenidos en el primer año de ejecución de un macroproyecto institucional dirigido a la gestión universitaria para la formación y el desarrollo del capital humano y la cultura de la profesión en el sector salud (que se desarrolla entre enero de 2020 y enero de 2024), especialmente orientado al diseño e implementación de una estrategia para el desarrollo de la cultura de la profesión en la comunidad universitaria.

En su primera etapa desarrolla un estudio en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I); se destaca el uso de métodos teóricos y empíricos, donde sobresalen el histórico-lógico, el inductivo-deductivo, el análisis y la síntesis, y el enfoque sistémico. Asimismo, se empleó la revisión bibliográfica y documental, el análisis de contenido de los principales documentos programáticos y normativos, y la aplicación del criterio de expertos, tomando como procedimiento esencial la triangulación.

RESULTADOS

Pensar en el desarrollo de los seres humanos, exige un análisis de las influencias sociales, contextuales y culturales que han favorecido e incidido en ello. Por tal motivo, una reflexión en torno a la cultura de la profesión impuso un acercamiento al concepto de cultura y a su contextualización en el entramado socioeconómico como génesis y ulterior desarrollo de la misma. “En el contexto cubano, estos retos cobraron una alta significación, por el proyecto social de Cuba, lo cual presupone crear al ser humano de la nueva sociedad, cuya transformación se sustente de modo consciente en una sólida cultura general integral, entre otros aspectos, desempeñando los profesionales y las universidades un papel central en este cambio cualitativo”.5

En el artículo “La formación del profesional ante los retos del desarrollo sostenible”, Ferrer Vicente y colaboradores afirman que:

La formación del profesional universitario como la fuerza más calificada que aportan las universidades a la sociedad constituye uno de los procesos sustantivos que requiere de un pensamiento sistémico, holístico y prospectivo que se cuestione ¿cuál profesional necesita el país?, ¿cómo gestionar la formación de pregrado y postgrado? y ¿cuáles cambios se plantean a los gestores del proceso en la institución formadora? La visión […] encamina hacia nuevas miradas en el contenido de los programas de la formación que trascienden a una u otra disciplina e incluyen temas que son transversales referidos a los problemas globales, regionales, nacionales y locales que el profesional debe conocer, argumentar y resolver desde el objeto de su trabajo y desde su cultura general e integral.6

Los autores del presente trabajo, en correspondencia con los planteamientos anteriores, consideran de extremo valor e integralidad una reflexión crítica en torno al concepto de cultura en su más amplia acepción y su implicación en la formación integral a que aspiran el Estado y Gobierno cubanos, dada las características de nuestro sistema económico-social. En tal sentido, y consecuente con dicha afirmación, la Constitución de la República de Cuba proclama que “la enseñanza se basa en los aportes de la ciencia y en los principios y valores de nuestra sociedad. A su vez, la educación promueve el conocimiento de la historia de la nación y desarrolla una alta formación de valores éticos, morales, cívicos y patrióticos, defendiendo así la identidad y la cultura cubana”.7

A su vez, en el Capítulo VI, referente a la Política Social de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016-2021, se expresan los objetivos referidos a “impulsar el desarrollo integral y pleno de los seres humanos, dar continuidad al perfeccionamiento de las conquistas de la Revolución, tales como la educación y la cultura, así como promover y realizar la adopción de valores, prácticas y aptitudes que deben distinguir a nuestra sociedad. Se habla de elevar la calidad y el rigor del proceso docente-educativo y del personal docente, así como también velar por el cumplimento de la ética y fomentar la defensa de la identidad”.8

Ello se manifiesta en consonancia con las importantes definiciones hechas al respecto por el Comandante Fidel Castro Ruz, quien, desde el año 1999, explicó el alcance de la cultura general integral y la necesidad de promoverla, definiéndola del siguiente modo:

La cultura general debe ser integral, no podría concebirse sin cultura política, ni esta sin conocimiento de la historia de la humanidad, su desarrollo, sus frutos y enseñanzas; sin conocimiento de la política internacional y la economía mundial, sin conocimientos básicos de las principales corrientes filosóficas desarrolladas por el hombre, así como de los avances de la ciencia moderna y sus probables consecuencias éticas y sociales. Nos limitamos con esto a citar solo algunos conceptos, todavía en desarrollo, de lo que debe calificarse como la masificación de una cultura general integral, en fin, los conocimientos mínimos que cada ciudadano de nuestro país debe alcanzar.9

Como afirma Del Huerto Marimón, “es preciso tener en cuenta que, dada la magnitud y naturaleza de este empeño, el mismo no ha tenido antecedentes en ningún otro país. Debe asumirse en Cuba al disfrute espiritual del conocimiento y la cultura integral como un indicador de desarrollo macroeconómico, cuestión esta que generalmente se obvia en las estadísticas mundiales actuales en lo que a calidad de vida se refiere”.10 Por todo lo expuesto, queda confirmado que para el Estado cubano constituye una tarea prioritaria, y por ello concede alta estimación a la promoción de una formación cultural integral de todo ciudadano y a la responsabilidad de las universidades en esta labor.

Uno de los rasgos distintivos de la universidad cubana contemporánea como institución social es la formación integral. Un elemento esencial dentro del término abarcador de formación integral lo constituye, sin duda, el concepto de cultura de la profesión. Al respeto afirma Horruitiner que “[…] en la formación hay un proceso evidente de preservación de la cultura. Unido a ello, está igualmente presente el desarrollo de la cultura, ya que sin investigación no hay formación real posible. De igual modo, la verdadera formación supone, además, que el profesional sea un promotor de la cultura de la profesión. La extensión universitaria es también consustancial al proceso de formación desarrollado en las universidades, sin lo cual no es posible lograr ese objetivo”.11

En este sentido, los autores conceden gran importancia a dicha reflexión, en tanto hace un llamado a la mirada holística, dada la necesaria integración de los procesos sustantivos universitarios para el éxito de la labor educativa como estrategia maestra rectora en las instituciones de educación superior.

A su vez, el Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (SEAES), amparado en su Resolución 150/2018, como documento rector para la calidad académica, evaluación y acreditación, como forma de rendir cuenta a la sociedad de su gestión, enfatiza en la necesidad de que las instituciones de educación superior de Cuba cuenten con una Estrategia de sostenibilidad del claustro y la cultura de la profesión.12

DISCUSIÓN

Al considerar dichos enfoques que aluden y propenden con intencionalidad a enmarcar como elemento clave de la formación integral a la cultura de la profesión, los autores del presente artículo, en una primera aproximación conceptual definen que: “La cultura de la profesión puede considerarse como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a un gremio profesional. Incluye la ética y el sistema de valores compartidos, su historia, tradiciones y creencias, la comunicación y los modos de actuación que definen su identidad, todo ello contextualizado socialmente, por lo que constituye una forma esencial de transferencia del acervo cultural de dicho gremio de una generación a otra, preservando así su memoria histórica”.

En correspondencia con lo anterior, la cultura de la profesión constituye el conjunto de conocimientos, habilidades, competencias, creencias, patrones, valores, modos de actuación, motivaciones, costumbres, expectativas, sentidos, significados, que caracterizan a un determinado gremio profesional. Estos elementos no permanecen estáticos, sino que son modificables en función de diferentes factores como el contexto histórico-social y las características personológicas, por mencionar algunos. La misma no debe entenderse solo como un conjunto de conocimientos y habilidades en el reducido ámbito “técnico-profesional”, por el contrario, su alcance transgrede dichas dimensiones hacia toda una identidad gremial que asume comportamientos, valores, estilos de vida, comunicación, que lo caracterizan y conforman su identidad gremial y con ello su memoria histórica.

Para las universidades médicas reviste especial interés el desarrollo de una formación integral, y en particular de la cultura de la profesión, pues, como afirma Del Huerto Marimón, “los fundamentos del modelo médico-social en que se sustenta el modelo de formación de dicho profesional en Cuba, traen consigo la modificación de los perfiles de salud, exigiendo una respuesta que trasciende lo biológico, para transformar los elementos medioambientales, las relaciones sociales en que se desenvuelve el ser humano, los estilos de vida y la organización de los servicios de salud”.13

A su vez, Del Huerto Marimón, refiriéndose a los profesionales del sector de la salud, sostiene que:

Las exigencias y los retos actuales de la universidad cubana en el siglo XXI, imponen la necesidad de egresar profesionales de la salud con una sólida formación general integral que les permita accionar con efectividad en sus instituciones, tanto en el escenario nacional como internacional. Estos desafíos presuponen crear al hombre de la nueva sociedad, donde la conciencia de transformación se derive en compromiso con la transformación de su país. Por lo anterior, las Instituciones de Educación Superior en Cuba (IES), tienen la valiosa tarea de asumir la formación de valores y de una cultura general integral acorde con las nuevas exigencias sociales.14

Los autores consideran que dicha formación ha ido ganando por aproximaciones sucesivas. No obstante, reconocen que aún es insuficiente el tratamiento a la formación integral, en la cual se encuentra como núcleo esencial la cultura de la profesión, coincidiendo con lo expuesto por Del Huerto Marimón15 cuando afirma que:

Si se analizan algunas particularidades del “deber ser” del profesional de la salud, con la finalidad de determinar las acciones que propendan a la formación integral de dicho especialista con óptima calidad y analizar la amplitud de ámbitos que abarca debe considerarse que:

  • El Sistema Nacional de Salud en Cuba constituye un sistema complejo en cuyas relaciones internas y externas descansan los procesos que coadyuvan a la consecución de los objetivos encaminados a garantizar la salud del pueblo. Contiene numerosas particularidades que lo diferencian de otros sectores económicos y sociales, como son: la universalidad, interdependencia, extensión, dinámica tecnológica, presión social e interrelación con el desarrollo socioeconómico, por lo que resulta un organismo de gran complejidad.

  • El paradigma de dicho sistema se basa en la medicina familiar como eje articulador y fundamental del mismo y se dirige a cuatro acciones básicas: promoción, prevención, curación y rehabilitación, priorizando las dos primeras y haciendo especial énfasis en el equilibrio entre la cultura salubrista y la gestión de los servicios.

  • La forma organizativa esencial del proceso docente-educativo es la educación en el trabajo, ya que un elevado porciento del Plan de Estudio transcurre en las áreas de salud, lo que implica que el campus universitario se extiende a todas las unidades del sistema, elemento que tipifica al modelo cubano de formación en el mundo e incluso lo distingue del resto de las carreras del país.

  • La práctica médica de los profesionales del sistema sanitario cubano está dirigida a cumplir, desarrollar y satisfacer la expectativa humana, la cual se sustenta en una genuina relación entre el profesional de la salud, el paciente, la familia y la comunidad, con una cosmovisión humanista y de ética global que rija la conducta social y profesional del mismo.

  • El profesional de la salud tiene un estatus milenariamente sostenido como referente social que se imita, siendo su imagen un modelo integral para la macrosociedad, por lo que constituye un importantísimo educador, promotor y comunicador social, cuya relación interpersonal y humana lo enriquece desde todo punto de vista.

  • La medicina, en cuanto ciencia, tiene relaciones epistemológicas con las ciencias de la naturaleza: con la biología, en cuanto estudia al ser humano como ser biológico, y con las humanidades, en cuanto ser psicológico y social; es decir, que se asume el estudio del hombre como ser biopsicosocial.

  • De lo anterior se desprende una particularidad que distingue al perfil del egresado y que radica en que el objeto de su desempeño, ya desde la carrera, es sujeto, por cuanto es humano, por lo que no basta la ética horizontal de la relación colega-colega, propia de todo contexto profesional, sino la vertical profesional de la salud respecto a los objetos-sujetos de su trabajo (paciente-familia-comunidad).

  • El liderazgo y el trabajo en equipo constituyen habilidades esenciales y adquieren rasgos particulares en el profesional de la salud, en su desempeño, proyección intersectorial y comunitaria.

Los autores, en virtud de lo expresado y apoyándose en la experiencia de un grupo de directivos, profesionales, egresados y población en general, así como en las contribuciones realizadas por Del Huerto Marimón, consideran que existen rasgos indicadores de excelencia en la formación del profesional de la salud, entre los cuales se encuentran:16

  • La formación, en este caso referida en primer término a la profesional básica y especializada, cultura general integral con énfasis en la cultura salubrista y de la profesión, la científico-técnica, medioambiental, político-ideológica, artístico-literaria, relacionada con aspectos legales de la profesión y conocimientos básicos de economía de la salud y administración, la idiomática e informática.

  • La imagen personal, que abarca la higiene personal, el vestuario, peinado, maquillaje, cosmética, entre otros.

  • El comportamiento y hábitos sociales, entendidos en dicho aspecto el uso adecuado del lenguaje verbal y extraverbal, recursos comunicativos potenciadores de empatía y asertividad y su utilidad en la relación profesional con impacto en la salud mental, conocimiento de normas protocolares de presentación y de procedimientos contextuales, conducta social ética y bioética contra iatrogenia, por solo citar los más importantes.

Para dar cumplimiento a tan importante propósito, los autores consideran que una vía eficaz la constituyen proyectos institucionales dirigidos al diseño e implementación de estrategias para el desarrollo de la cultura de la profesión en la comunidad universitaria que promuevan acciones que integren armónicamente los procesos sustantivos de las altas casas de estudios, como una de las vertientes esenciales para promocionar y encauzar integralmente dicha formación. La Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas cuenta en la actualidad con un proyecto de este tipo, en el cual se inserta un conjunto de acciones de diversa índole, en el ámbito curricular y extracurricular; en él participan miembros del claustro y un grupo científico-estudiantil.

Los resultados en esta primera etapa han conllevado a la socialización, a través de publicaciones y presentación de ponencias en eventos científicos, de los principales resultados obtenidos en el cuerpo teórico-conceptual que sustenta la investigación, así como al análisis derivado de la revisión bibliográfica y documental, donde sobresale la publicación por la Editorial Ciencias Médicas en su colección de Historia, del libro Historia de la Educación Médica Superior en Matanzas (2019), donde sobresalen figuras, instituciones y hechos destacados en su devenir histórico. Dicho texto se introduce como bibliografía básica en los diferentes programas de pregrado y posgrado de la institución, contribuyendo a la promoción de la cultura de la profesión y a la memoria histórica de dicha formación en el territorio matancero.

Se destaca también el diseño e implementación de la Estrategia de sostenibilidad del claustro y la cultura de la profesión en dicha institución, que contribuye a través de un grupo de actividades a promover la misma. Sobresale la inauguración y nombramiento de instituciones de salud, servicios y salas de nivel primario y secundario, con el nombre de destacadas figuras de la salud pública matancera que, por su destacada labor asistencial, docente y de investigación, así como por sus altos valores, honraron a nuestra provincia a nivel local, nacional e internacional; igualmente, el desarrollo de eventos territoriales y publicaciones que fomentan el estudio de lo más genuino de las ciencias médicas en el territorio y coadyuvan a la cultura de la profesión en las jóvenes generaciones de profesionales y especialistas.

Por último, se labora en una selección de materiales audiovisuales, que incluye fundamentalmente películas, documentales y series que propendan al análisis y desarrollo de la cultura de la profesión, los cuales serán usados -según sus temáticas y contenidos- para el debate y la formación cultural integral a la que se aspira.

Todas estas acciones, conjuntamente con otras en proceso, devendrán en el diseño e implementación de una Estrategia para el desarrollo de la cultura de la profesión en la institución objeto de estudio, y constituirá un ejemplo de las posibles acciones a realizar en pos de su promoción.

La cultura de la profesión es parte esencial de la formación integral del profesional cubano; constituye un elemento distintivo para la preservación de su memoria histórica, por lo que adquiere una especial relevancia en la formación de valores profesionales identitarios -especialmente en el profesional de la salud-, que debe consolidarse en los documentos normativos desde lo teórico-conceptual y operacional a partir de proyectos integradores. Por lo tanto, demanda una conceptualización y operacionalización armónica y pertinente para consolidar el trabajo educativo como estrategia maestra de la universidad médica cubana contemporánea.

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Historial:
  • » Recibido: 22/09/2021
  • » Aceptado: 16/04/2022
  • » Publicado : 15/04/2022

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